El abonado mineral de la plantación no se hace de forma general por todo el jardín, sino que debe emplearse una fórmula o mezcla concreta de abono en partes específicas del terreno, allí donde se necesite.
Esto es debido porque los diferentes componentes de los abonos minerales (como pueden ser el nitrógeno, fósforo y potasio, etc.) tienen funciones distintas y complementarias.
El nitrógeno estimula el crecimiento, el verdero, el desarrollo foliar, mientras que el fósforo favorece el desarrollo de las raíces, la floración y la maduración de semillas y frutos. El potasio, a su vez, interviene en la fotosíntesis y la fructificación, además de vigorizar los tallos herbáceos, etc.
Por lo tanto, no debería abonarse igual un bosquecillo de sombra que un arbusto cuyo valor decorativo esté en su follaje, y lo mismo para el resto de especies que tengamos en el jardín.
