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Multiplicación de plantas por acodo


Mediante este método de propagación se estimula que el tallo produzca raíces, de manera que la nueva planta se forme cuando el tallo aún sigue unido a la planta madre y se nutre de ella.

Algunos arbustos, tales como la Forsythia suspensa y Jazminum nudiflorum, a menudo se acodan por sí solos en la naturaleza. Otro grupo que también se acoda por sí mismo en forma natural es el de las zarzas y brezos, tanto sus tipos cultivados como los ornamentales. Los extremos de los tallos de estas plantas se arquean y enraízan en el suelo.


Para tener éxito con la forma más simple de acortamiento, es necesario elegir ramas jóvenes, vigorosas y flexibles, preparar los acodos en el momento adecuado y preparar el suelo en el lugar del acodamiento con suficiente turba y arena para estimular a que el tejido que ha quedado expuesto produzca un sistema reticular sano y fuerte.

Al tallo elegido se le ha de practicar una muesca o un corte oblicuo hasta la mitad, a la altura de la unión de la hoja y a unos 30 cm del extremo del tallo, tratando a continuación la superficie del corte con hormonas de arraigue. Luego se mantiene el corte abierto en forma de cuña utilizando para ello una estaca que sostenga el tallo en posición.

Acodar el tallo de manera que el área de corte toque el suelo, y poner el brote que emerge de la superficie en posición recta, para que adopte la forma de planta.

Se ha de regar durante la época seca y mantener libre de malezas. Los claveles pueden ser acodados de la misma manera, y la mejor época es en verano después de la floración.

Otra técnica de acodo es el acodo en serpentina (en la imagen), siguiendo los mismos principios, pero si se trata de jazmines, clematis o cepas se ha de acodar en distintas partes de manera que produzcan un buen número de plantas nuevas.